-Hummm… -sólo gemía medio meciéndose entre sus piernas.
A Sebastian, flojo de siempre, ahora le encantaba el gym y su entrenador personal, quien siempre lo ponía a punto de caramelo… y le daba más. Mucho más… en las duchas, mientras el agua caliente los bañaba y él gritaba encaramado sobre su tranca dura.
Julio César.
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